Encierros tradicionalesMedina del Campo

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No vamos a insistir en la operación que se realiza con los toros antes de que éstos sean lidiados en las fiestas patronales de las distintas poblaciones en la conducción de los mismos hasta los corrales de la ciudad, o lugares adaptados para tal menester.

Tampoco vamos a entrar en el empeño de averiguar la fecha en la que comienzan las conducciones de ésta manera, ya que el sistema es tan primitivo como el propio toro al formar parte de una tarea a realizar dentro de la propia finca donde pastan las reses y tener que trasladarlas de un lugar a otro. Para este menester de todos es sabido la necesidad de tener vaqueros adestrados y mansos que acompañarán el recorrido a realizar por los toros.

Y mucho menos vamos a documentar en cuanto a la antigüedad tantas veces discutida por distintas poblaciones a la hora de promocionar sus festejos.

Centrándonos única y exclusivamente a los encierros que la localidad de Medina del Campo celebra durante sus fiestas patronales de septiembre, hemos de manifestar en defensa de éste espectáculo como tal el hecho de que toda una población viva pendiente durante todo el año de la celebración de este festejo. Asociaciones, peñas y aficionados trabajan para dar al espectáculo el realce y la categoría que se merece ya que no en vano atrae a Median del Campo durante los días que se celebran estos encierros, a público de toda la comarca y región allá donde ha llegado el conocimiento de la celebración de los mismo.

Si Castilla y León siempre se ha caracterizado por la afición de sus gentes a jugar al toro, en sus distintas modalidades, cabe destacar desde hace varios años la importancia que han tomado los encierros, y un localidad que ha tomado como bandera esta clase de espectáculo es Medina del Campo.

Son famosos ya en toda España sus encierros por el campo, donde un elevado número de jinetes a caballo arropan a los toros desde el campo hasta la entrada en la ciudad que repleta de público espera impaciente la llegada de los astados para que una vez dentro del recinto urbano los mozos puedan demostrar sus habilidades de correr delante de los toros, con el peligro que ello conlleva, con la emoción que uno siente al correr los toros en su pueblo, con ese ¡ay! Que en cualquier momento brota de una garganta impregnada por la emoción, el riesgo y el peligro, pero es algo que los medinenses lleva muy dentro y su valentía les hace superar ese miedo.